A esto puedo a responder con una frase de Sartre: “Porque somos lo que hacemos – con lo que hicieron de nosotros”.

Venimos del vientre de otra persona, somos “hechos por el otro”. Pero a fin de cuentas, terminamos siendo lo que hacemos de nosotros. Nos convertimos en sujetos activos de nuestra vida. Es un deber para encontrar momentos de felicidad, poder ser activos en nuestra vida.

Esto no quiere decir que yo crea que todo el mundo tenga que analizarse. No todos quieren, ni deben. Hasta podría decir que hay solo dos momentos que convocan al análisis: Una angustia que no se puede manejar en soledad y una pregunta que no cesa y todo el tiempo te cuestiona.

A veces se escucha decir “No sé por qué yo repito esto en mi vida”, ” Siempre tengo mala suerte”. El “Tengo mala suerte”, “¡Mira qué destino el mío!” no es el paciente del análisis. El paciente del análisis es aquel que dice “No sé porque siempre termino en esta situación”. Algo del compromiso de la persona con el síntoma aparece. Es esa idea de que algo debo tener que ver con esto que me pasa. ¿Por qué siempre acá?, ¿Por qué no puedo salir de esta situación? . Esas preguntas te llevan a demandar un tratamiento.

Cuando uno no encuentra la respuesta a una pregunta o cuando la angustia ya no se aguanta en soledad, estamos en territorio apto para un análisis.